Sistemas de retención de DICTATOR ganan el pulso contra los alumnos en el instituto Dietrich Bonhoeffer en Quickborn (Alemania)
Tecnología robusta triunfa sobre diseño y óptica
Los sistemas de retención integrados en los cierrapuertas son, sin duda, una solución visualmente atractiva, pero en muchos casos no son apropiados para escuelas.
Tan pronto como suena la sirena de la escuela al final de las clases, los alumnos adquieren energías inimaginables repentinamente para poder salir del edificio lo más rápido posible. Las puertas se abren sin detenerse ante nada y están expuestas a fuerzas tan grandes que tanto ellas como sus herrajes alcanzan rápidamente sus límites. El resultado: los sistemas de retención integrados en cierrapuertas quedan fuera de servicio. Los pequeños electroimanes integrados en los cierrapuertas no están diseñados para fuerzas de impacto tan altas, especialmente porque estas se multiplican por el efecto palanca de la puerta. La situación se ve agravada por el hecho de que las puertas son cada vez más grandes por razones arquitectónicas y de diseño.
Los dispositivos de bloqueo defectuosos en los cierrapuertas causan altos costes de reparación y mantenimiento a largo plazo. Y también conllevan un alto potencial de riesgo: mientras el sistema de retención no funciona y la puerta tiene que permanecer abierta, ¿qué pasa? Está ‘bloqueada’, pero no por un dispositivo aprobado que se cierre en caso de incendio, sino por una cuña u otro objeto y, por lo tanto, permanece abierta en caso de incendio.
Electroimanes separados – la solución pragmática que reduce drásticamente el riesgo y los costes
Por razones de ahorro de costes y por seguridad, la ciudad de Quickborn (Alemania) decidió instalar una tecnología robusta y sostenible con electroimanes separados de DICTATOR en estos casos. Los electroimanes y sus contraplacas correspondientes han sido aprobados según la DIN EN 1155 y pueden soportar incluso impactos de alta intensidad. Para la ciudad de Quickborn, las exigencias estéticas para un sistema de retención son absolutamente secundarias.
La función de cierre de los cierrapuertas aéreos existentes se sigue utilizando sin necesidad de cambiarlos.
Con el apoyo de DICTATOR, la ciudad de Quickborn quedó como clara ganadora en la prueba de fuerza contra los alumnos.
Las grandes puertas de cristal dan luz y una sensación de apertura a la escuela. Pero en muchos casos, sobrecargan los cierrapuertas aéreos con electroimán integrado. La solución, que ahora también puede resistir el ímpetu de los alumnos que salen del edificio, consiste en electroimanes separados montados en soportes robustos, en combinación con los cierrapuertas aéreos existentes.
Uno no puede ni imaginarse las fuerzas que se producen cuando los niños empujan las puertas a la hora de la salida. La mayoría de las puertas cortafuego no deberían estar abiertas, sino que tendrían que estar cerradas por defecto, también para mantener el nivel de ruido del edificio al menor nivel posible.